lunes, 8 de marzo de 2010

Una enfermedad amenaza la suelta de linces criados en cautividad


Estaba prevista para este año, pero no va a poder producirse. La muerte de tres linces del programa de cría en cautividad por Enfermedad Renal Crónica (ERC) va a retrasar la primera liberación de estos felinos en la naturaleza. Esta patología ha afectado ya a la mayoría del medio centenar de ejemplares del programa.

Un objetivo básico de la cría en cautividad de este felino, considerado el de mayor riesgo de extinción del planeta, era precisamente obtener un número suficiente de ejemplares para liberarlos en zonas seleccionadas y ampliar así los dos únicos territorios ocupados por el lince ibérico: Sierra Morena y Doñana.

Las primeras sueltas de linces nacidos en cautividad estaban previstas para este año, con ocho ejemplares que aumentarían a once a partir de 2011 para acumular 116 individuos antes de 2020.

Tres linces han muerto

Pero diversos técnicos consideran que esta primera reintroducción parece comprometida tras comprobarse que la mayoría del medio centenar de linces repartidos por los centros de cría padece ERC, una patología que ha causado la muerte de Ecológico, el 29 de diciembre de 2009, Garfio, el 1 de febrero, y Cromo, el pasado 4 de marzo.

Esta situación se ha agravado porque en la actual temporada de cría en cautividad sólo han copulado ocho de las 27 hembras seleccionadas, repartidas en los centros de El Acebuche (Doñana), La Olivilla (Sierra Morena) el Zoobotánico de Jerez de la Frontera y Silves (Portugal), circunstancia que técnicos del programa de cría en cautividad explican por las malas condiciones meteorológicas o por la ERC.

Estos técnicos también han confirmado que, en contra de lo afirmado, la ERC sólo afecta a linces nacidos en cautividad, y no a los ejemplares nacidos en la naturaleza chequeados.

La Junta de Andalucía comenzó a final del año pasado la primera reintroducción de linces, en fincas seleccionadas de la zona de Guadalmellato (Córdoba), iniciativa calificada de "experimental" y en la que se han utilizado ejemplares nacidos en la naturaleza.

Australia y Japón enfrentados por las ballenas


Las reglas que gobernarán la caza de ballenas para los próximos años continúan en vilo, tras una reunión esta semana en Florida (EEUU) en la que Japón y Australia han enfrentado sus posturas sin lograr un acuerdo. El primero desea levantar el veto impuesto en 1986 que impide la caza comercial, mientras que el país oceánico, que se opone a toda captura de cetáceos, ha vertido críticas contra la actividad ballenera de Japón con fines científicos, que aprovecha un vacío legal.

El objetivo de la reunión de trabajo de la Comisión Ballenera Internacional (IWC) en la localidad de Saint Petersburg era perfilar un consenso para la próxima reunión plenaria, que se celebrará en Agadir (Marruecos) en mayo. Está sobre la mesa una propuesta para autorizar la caza comercial a Noruega, Islandia y Japón, pero reduciendo la cuota de capturas de los 221 ejemplares actuales a 209 y poniendo las actividades balleneras bajo la supervisión de la IWC, una condición que convertiría a la Comisión en una entidad de conservación, como reclama la organización ecologista Greenpeace.

Pero la propuesta planteada contiene otra petición que para Greenpeace resulta "inaceptable", según la responsable de océanos de esta ONG, Celia Ojeda: reabrir la caza en el Santuario de Ballenas del Océano del Sur. "Si quieren establecer cuotas, de ningún modo debe ser en el santuario", dice Ojeda.

Las naciones participantes en el encuentro se reunieron a puerta cerrada bajo un ambiente enrarecido por los recientes ataques de barcos ecologistas a los balleneros japoneses, así como por las duras declaraciones del Gobierno australiano contra el país oriental. Ayer, a petición japonesa, la policía australiana registró en Tasmania dos buques de la ONG Sea Shepherd, responsable de los encontronazos con los balleneros nipones.

Canberra mantiene su amenaza de denunciar la actividad pesquera nipona ante el Tribunal Internacional. Nueva Zelanda y EEUU, entre otros, se muestran partidarios de apoyar la propuesta, mientras que un bloque mayor de países, incluida España, la rechaza. La responsable de Greenpeace destaca que la postura española es clara, pero que "no juega un papel muy fuerte" en la IWC.

Tras concluir la reunión, el vicepresidente de la IWC, Anthony Liverpool, se mostró "esperanzado" de que los países puedan acercar posturas antes de la cita en Marruecos.