lunes, 25 de enero de 2010

La fiebre del oro destroza los Andes


La cordillera de los Andes sigue escondiendo oro. Ya no fluyen en el Nuevo Mundo los ríos de oro y plata de los tiempos del monte Potosí, pero en Argentina la búsqueda del preciado metal es un negocio muy lucrativo, más ahora que, a raíz de la crisis financiera internacional, el dorado metal ha superado la barrera histórica de los 1.100 dólares por onza. Los expertos aseguran, de hecho, que basta encontrar apenas 0,35 gramos de oro por cada tonelada de piedra para que la actividad sea rentable.

Uno de los gigantes de la minería mundial, la empresa canadiense Barrick Gold, explota a 4.600 metros de altura la mina de Veladero, en la provincia de San Juan, al noroeste del país. Se trata de una explotación a cielo abierto rodeada de polémica: los ecologistas llevan años alertando de los efectos que pueden causar las continuas explosiones y el empleo de cianuro (para la obtención del oro) sobre las especies, el agua subterránea y todo el ecosistema de la imponente cordillera andina.

El Veladero es uno de los 15 proyectos mineros operativos en una región, la Biosfera de San Guillermo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981 debido a su biodiversidad. Los ecologistas temen el efecto conjunto que pueden tener todas estas minas sobre el medio ambiente.

Via: Público

El cráter de Monfragüe


Ecologistas y vecinos denuncian la gestión del Parque Nacional. Las críticas se han avivado desde 2007, cuando el Consejo de Ministros elevó Monfragüe a la máxima categoría de protección, a la que pertenecen sólo 13 espacios más en España. Desde entonces, la Junta de Extremadura lleva su gestión y tiene el apoyo de la Administración del Estado a través del Organismo Autónomo Parques Nacionales.

La declaración como Parque Nacional supuso un respaldo publicitario para Monfragüe e inversiones millonarias. Según el consejero extremeño de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, hay 50 millones de euros de diversas administraciones gastados o presupuestados. Pero esas vacas gordas han traído también la confrontación.

La última de ellas la ha iniciado la Plataforma por una Gestión Digna de Monfragüe, una asociación de vecinos del entorno que acusa a los gestores del parque de gastar el dinero en obras que afectan a su conservación, al abrir nueve kilómetros de pistas y realizar tres charcas artificiales.

Obras sin licencia

«Tienen 30 metros de diámetro y siete de hondura y son un cráter en las Corchuelas, una de las áreas más ricas», dice José Luis García, portavoz de la Plataforma. La asociación afirma que las obras han supuesto arrancar árboles y arbustos y el uso de maquinaria pesada. Además se realizaron sin pedir licencia al municipio de Torrejón el Rubio en cuyo término están las pistas.

Según el director de Monfragüe, Ángel Rodríguez, no se han hecho obras nuevas, sino que se han arreglado caminos existentes, para los que no hacía falta licencia. Asegura que el proyecto tuvo los estudios necesarios y que las obras servirán para luchar contra el fuego y, además, las charcas darán agua a la fauna. La Plataforma denuncia que las charcas están junto al pantano, por lo que son «totalmente innecesarias».

Las obras las realizó a finales de 2009 la empresa pública Tragsa, contratada por el Organismo Autónomo Parques Nacionales, que financió los trabajos. Las fincas son propiedad del Estado y el Ministerio aclara que las obras se hicieron a petición de la Junta de Extremadura.

El Ministerio defiende que no ha habido impacto ecológico grave. Hasta Adenex, la ONG extremeña representada en el patronato del parque, ha defendido a la dirección en este caso. Jesús Gentil, su portavoz, afirma: «La polémica por las últimas obras es exagerada. Son asuntos como la mala calidad de las aguas del Tajo o el exceso de ciervos los verdaderos problemas del parque».

Via: El Mundo