martes, 12 de enero de 2010

Estrellas y erizos de mar, indicadores de la contaminación marina


Aunque pueda parecer un pequeño porcentaje de las emisiones mundiales totales originadas por actividades humanas (5,5 gigatoneladas en 2009), los equinodermos, estrellas de mar, erizos y crinoideos son importantes depósitos de CO2, concretamente cien millones de toneladas.

Aunque sea menor que las absorciones del plancton, no deja de ser una cantidad significativa. En el caso concreto del plancton, su consumo es, según las fuentes, de entre 0,4 y 1,8 gigatoneladas, una cantidad nada despreciable.

Hasta ahora los estudios se habían centrado en el plancton y otros organismos que flotan a la deriva y almacenan el CO2 atmosférico en forma de carbonato cálcico que, al morir, se deposita en los fondos marinos.

Mario Lebrato, de la Universidad de Southampton, ahora en el Instituto Leibniz de Ciencia marina en Alemania, se fijó en los equinodermos. Su cuerpo está constituido por carbonato cálcido en un 80%, elaborado a partir de la captación de CO2, y al igual que el plancton su ciclo se completa al morir depositándose sus restos en el fondo. ¿Pero cuál era su contribución total? ¿Sería realmente significativa?

Recolectaron ejemplares adultos de equinodermos de múltiples hábitats y latitudes del océano Atlántico, pertenecientes a las cinco clases principales del filo: estrellas de mar (Asteroidea), erizos de mar (Echinoidea), ofiuros (Ophiuroidea), pepinos, cohombros o carajos de mar (Holothuroidea) y lirios de mar (Crinoidea). Completamente limpios y desecados, el análisis del polvo resultante permitió al equipo realizar una estimación general de su participación en el ciclo del CO2.

Craig Smith, de la Universidad de Hawaii, cree que los cálculos están subestimados, porque no se ha tenido en cuenta vastas extensiones del Pacífico ecuatorial en las que se dan elevadas poblaciones de equinodermos poco estudiados.

Otra cuestión preocupante es cuál será el impacto sobre estas especies del aumento de la acidificación de los océanos que se está produciendo.

El paleoceanógrafo Justin Ries de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, cree que pueden ser una referencia a tener en cuenta ya que la disolución de los sedimentos originados por la acumulación de restos de equinodermos puede ser uno de los primeros fenómenos observables de esa acidificación, que “de hecho, puede haber empezado ya”.

Via: Ison21