domingo, 10 de enero de 2010

Un ballenero japonés rompe en dos un barco ecologista en el Oceano Austral


Un ballenero japonés partió en dos un trimarán de alta velocidad utilizado por ecologistas australianos para hostigar a los cazadores de cetáceos al chocar contra él en la Antártida, incrementando la tensión en aguas del Océano Austral.

Los seis tripulantes del "Ady Gil" salieron indemnes, señaló este miércoles en un comunicado la asociación de defensa de la vida marina Sea Shepherd (Pastor de los mares).

Los militantes ecologistas aseguran que la colisión no fue provocada pero Japón acusó al grupo de comportamiento "sumamente peligroso". "Parece que el 'Ady Gil' se está hundiendo y las posibilidades de recuperarlo son muy escasas", informó la asociación, que afirmó que el ataque fue filmado.

"El 'Shonan Maru Nº2' se puso en movimiento de repente y embistió deliberadamente el 'Ady Gil', arrancándole ocho pies (2,4 metros) de la proa", agregó el texto.

El "Ady Gil", un trimarán futurista negro de fibra de carbono y kevlar con capacidad para alcanzar los 93 km/h, batió recientemente el récord del mundo de la vuelta al planeta. Su misión consistía en hostigar a los balleneros japoneses para entorpecer su avance.

Con anterioridad, este miércoles la tripulación del "Ady Gil" había lanzado bombas fétidas contra el ballenero nipón.

Via: Ecodiario

El Algodón no engaña...el ecológico


Los consumidores de productos ecológicos son poco a poco mayores en número y diversidad, entendida ésta en el sentido de que unos quieren reducir su propio impacto y otros, menos concienciados ambientalmente, desean productos más sanos. Lo expuesto vale también para la ropa, mundo en el que los menos concienciados buscan la calidad de los tejidos, pero en el que el diseño no estaba muy desarrollado. Para unos y otros nació hace casi 3 años Absolute Organic, una firma de moda que hace sus creaciones con algodón y bambú orgánicos. José Manuel Melcón y Gabriela, padre e hija, son sus creadores: «Unimos nuestras experiencias, la suya en moda y la mía en el marketing y gestión comercial», explica Gabriela, con sólo 25 años.

«Casi toda la ropa que se hacía en España con algodón ecológico no tenía mucho de moda, era todo como demasiado hippy. Y queríamos hacer ropa para todo el mundo. Sabíamos que en otros países el algodón orgánico está mucho más desarrollado en la moda, por lo que era posible nuestro proyecto». La empresa refleja sus inquietudes personales: «Queríamos volcar en el proyecto nuestra conciencia ecológica y social. Mi padre ha trabajado muchos años en una gran firma española y ha podido ver cómo afecta a los trabajadores el cultivo del algodón no ecológico, las condiciones del entorno que soportan en las plantaciones y las repercusiones en su salud, porque el cultivo de algodón no tiene restricciones de uso de pesticidas y plaguicidas, y no queríamos seguir en ese camino. Sin trabajar con materias primas ‘‘limpias’’».

Las suyas son prendas de punto de algodón y vestidos, para chico, chica y niños, en tres tallas. «Tenemos 20 modelos por sexo. Al principio nos especializamos bastante en jerseys, y ahora hemos incorporado camisetas y vestidos». En el reparto de tareas, ambos hacen el diseño, Gabriela se ocupa de la búsqueda de tendencias y su padre de tareas como la confección o la negociación con los proveedores.

Entre sus «descubrimientos» está la fibra de bambú «que tiene unas características magníficas: aspecto suave y reluciente como la seda, antialérgica, no se arruga, absorbe la humedad y bloquea los rayos ultravioletas, por lo que es muy protectora del frío y del calor. Además, el bambú tiene un componente natural antibiológico capaz de eliminar el olor de la sudoración».

Made in

Emplean únicamente fibras certificadas, tanto para el cultivo como para los tintes, de Asia, Suramérica o Turquía. «Aquí no hay materia prima. También tenemos allí los talleres, porque traer aquí las telas no es viable económicamente». No obstante, «aplicamos criterios de comercio justo en toda la cadena en nuestros precios. Siempre se asocia lo ecológico con algo carísimo. Y, precisamente, nuestro deseo es que todo el mundo pueda acceder a ello para que se extienda su uso y, por tanto, su producción: cuanto más amplio sea el sector mejores serán los precios para el consumidor».

La posibilidad de llegar a un público amplio y diverso la tienen. Ofrecieron su primera colección a los grandes almacenes más españoles «con la idea de que ‘‘el no ya lo tengo’’, pero me aceptaron la colección a la primera».