viernes, 30 de octubre de 2009

La UE acuerda reducir sus emisiones de CO2 hasta un 95% para 2050


Los ministros europeos de Medio Ambiente han acordado que la Unión Europea (UE) reduzca sus emisiones de dióxido de carbono en 2050 entre el 80 y el 95% respecto a los niveles de 1990, siempre que otros países hagan el mismo esfuerzo.
En la reunión mantenida el miércoles en Bruselas, los 27 reafirmaron además su "fuerte voluntad" de elevar su compromiso de reducción para 2020 del 20 al 30%, también condicionado a que otros actores internacionales adquieran compromisos comparables, informa Efe.
La UE ya había mencionado la necesidad de reducir las emisiones entre un 80 y un 95% a medio plazo de forma indirecta, pero nunca, hasta ahora, había señalado de manera tan clara un objetivo comunitario para 2050.
Según el texto de conclusiones aprobado en la reunión, éste debe ser el objetivo "del grupo de países desarrollados", de acuerdo con las recomendaciones del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en inglés).
Transporte por mar y aviación
Asimismo, los ministros de Medio Ambiente han llegado a un cuerdo para exigir que el transporte marítimo y la aviación reduzcan en 2020 sus emisiones contaminantes en un 20 y un 10%, respectivamente, con respecto a los niveles de 2005, según fuentes comunitarias.
La Presidencia sueca de turno de la UE logró sacar adelante la propuesta a pesar de las reticencias de Malta, Chipre y Grecia, que querían exigencias menos severas.
La secretaria de Estado española de Cambio Climático, Teresa Ribera, considera que los acuerdos adoptados este miércoles marcan "con claridad el objetivo a largo plazo para el conjunto de los países industrializados" y "confirman la voluntad de trabajar hacia una economía neutra en carbono": "Resulta especialmente importante de cara a fijar el nivel de ambición que esperamos del resto", señaló Ribera.
Para el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, esta decisión "envía una señal sobre la determinación de la UE".
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¿Es realmente más caro un vehículo eléctrico?


El análisis del vehículo eléctrico habitualmente se afronta desde una perspectiva tecnológica, macroeconómica o ambiental, adecuada para un análisis teórico o prospectivo, pero muy alejada del ciudadano cotidiano, que es quien en última instancia decide como consumidor el vehículo que adquiere.

-Un coche eléctrico compensará a los usuarios que vayan a hacer más de 148.000 km.

-Un híbrido enchufable saldrá más barato cuando se vayan a recorrer más de 177.000 km.






Se puede tener la impresión de que el coche eléctrico es mucho más caro que el convencional, y que las subvenciones aprobadas no son suficientes. Si bien es cierto que el coste de inversión del vehículo eléctrico es sensiblemente mayor que el de uno convencional, también lo es que los costes variables —de combustible fundamentalmente— son menores, permitiendo ahorros frente al convencional a medida que se recorren más kilómetros.
Aunque no existen vehículos eléctricos en venta a escala comercial masiva, por lo que resulta aventurado realizar un análisis económico al no disponer de precios oficiales, en este artículo se presentarán unos sencillos cálculos con el objetivo de comparar ambas opciones.
Básicamente hay dos tipos de vehículos eléctricos: el vehículo eléctrico puro (BEV, su acrónimo en inglés) y el vehículo híbrido eléctrico enchufable (PHEV, su acrónimo en inglés). El primero obtiene, básicamente, toda la energía para su funcionamiento de la electricidad suministrada por la red. Con la electricidad se carga la batería, cuya energía alimenta el funcionamiento del motor eléctrico. La autonomía de un BEV es, en principio, limitada respecto a los estándares de los vehículos convencionales. No obstante, depende de la tipología de la batería y del número de baterías instaladas en el vehículo, situándose el rango de autonomía actual entre los 50 y los 200 kilómetros. El PHEV es esencialmente un vehículo híbrido con un dispositivo para enchufarlo a la red eléctrica, lo que le permite cargar electricidad en su batería a partir de una fuente externa. El motor de tracción es el eléctrico, y el motor de combustión es más pequeño y sirve para producir electricidad. La autonomía del PHEV sería menor que la del BEV, con cifras rondando los 50-100 kilómetros.
La adquisición de un vehículo eléctrico puro de pequeño tamaño —descontando la ayuda pública a la que aspiraría el consumidor de alrededor de 7.000 euros— podría tener un coste para el usuario de 25.000 euros, cifra muy superior a los 14.000 euros que costaría un modelo convencional equivalente.
No obstante, el coste variable por kilómetro es mucho más reducido en un vehículo eléctrico que uno convencional, ya que la eficiencia del motor eléctrico es muy superior al de combustión interna. Suponiendo un consumo del vehículo convencional de 7 litros por cada 100 kilómetros y un precio de la gasolina de 1 euro por litro, se obtiene un coste de 0,07 euros por kilómetro, cifra sensiblemente superior a los 0,01 euros por kilómetro del vehículo eléctrico (se considera un consumo de 0,15 kWh por kilómetro y un precio de la electricidad de 60 euros MWh correspondiente a la carga nocturna de la batería).
Agregando a los costes energéticos unos costes de mantenimiento ligeramente superiores en el vehículo convencional (0,03 euros por kilómetro) frente al eléctrico (0,02 euros por kilómetro), se obtiene un coste para el vehículo eléctrico de 0,03 euros por kilómetro, mucho más bajo que los 0,10 euros del vehículo convencional.
El resultado, que se ilustra en el siguiente gráfico, es muy claro: para un consumidor que recorre más de 148.000 kilómetros en toda la vida de su vehículo le sale más barato un vehículo eléctrico que uno convencional, compensando totalmente su sobrecoste inicial. Esto es así fundamentalmente por el ahorro energético del vehículo eléctrico frente al convencional.
Pero el sobrecoste inicial del vehículo eléctrico se puede compensar antes o después según los supuestos utilizados. A menor utilización, más se tardará en que el coste de adquisición más los costes energéticos y de mantenimiento acumulados por el vehículo eléctrico se sitúen por debajo de los del vehículo convencional. Por el contrario, este punto se alcanzará antes si se produce un incremento de los precios de los combustibles fósiles, un escenario muy probable en el medio largo plazo.
Respecto a la decisión de comprar un vehículo eléctrico o uno convencional, hay más factores que el exclusivamente económico. Por ejemplo, puede resultar un poco atrevido para un consumidor comprarse un vehículo totalmente eléctrico si no dispone de garaje propio y no está disponible todavía una red de puntos de recarga rápida, por lo que podría decantarse por la opción de un vehículo eléctrico híbrido enchufable para poder contar también con un motor convencional suministrado con combustibles fósiles.
Al igual que en el caso del vehículo eléctrico puro, tampoco hay disponibles en el mercado precios oficiales del vehículo eléctrico híbrido enchufable. No obstante, atendiendo a la información disponible, se puede considerar un coste inicial de 20.000 euros, descontando la ayuda pública disponible, frente a un coste del vehículo convencional equivalente de 13.000 euros.
Al igual que ocurre en el caso del vehículo eléctrico puro, el coste por kilómetro recorrido de un híbrido enchufable es inferior al de uno convencional, 0,06 euros por kilómetro frente a 0,1 euros. Considerando esta diferencia, a un consumidor que recorra más de 177.000 kilómetros durante la vida de su vehículo le saldría más barato comprar un vehículo híbrido eléctrico enchufable que uno convencional.
En definitiva, con este sencillo análisis lo único que se pretende ilustrar es que, aunque el vehículo eléctrico está sometido todavía a incertidumbres, bajo unos supuestos relativamente conservadores su adquisición podría compensar a un usuario. El vehículo eléctrico tiene un elevado coste inicial y un reducido coste por kilómetro, por lo que parece especialmente interesante su introducción para usos más intensivos (más kilómetros), como taxis, flotas de empresas de distribución, vehículos de alquiler, ...
También se pone de manifiesto que el coste de la energía es fundamental para analizar los aspectos económicos de los distintos tipos de vehículos. Un mayor coste de los hidrocarburos (gasolina y gas oil) afectará negativamente al coste operativo de los vehículos de combustión interna, y un mayor precio de la electricidad, lo hará en la de los vehículos eléctricos. Existe un consenso generalizado sobre la tendencia ascendente en los precios del petróleo para los próximos años, afectando directamente al precio de sus derivados. Así, si el precio de la gasolina llegara a 1,5 euros por litro, saldría a cuenta comprar un vehículo eléctrico puro a todo consumidor que fuera a realizar más de 100.000 kilómetros a lo largo de la vida del coche.
Por último, aunque el vehículo eléctrico se muestra como una opción atractiva bajo determinados supuestos, es necesario destacar que el análisis de la viabilidad económica del vehículo eléctrico lleva aparejado una complejidad muy elevada, derivada de la evolución de las políticas públicas, del perfil de utilización del vehículo, de la evolución de los mercados energéticos y de la tecnología, etc.
Via: Soitu
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Savior Bud, invento para obtener agua de los árboles


Gracias a nuestras propias malas decisiones como especie es cada dia mas dificil encontrar agua potable, y es que según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la actualidad, de los 6.250 millones de habitantes, 1.100 millones no tienen acceso al agua potable y 2.400 millones carecen de un saneamiento adecuado.

Las cifras involucran en valores aproximados al 40 por ciento de la población mundial. Las páginas más negras del informe dan cuenta de que cinco millones de personas —la mayoría, niños— mueren cada año por beber agua contaminada. El mismo informe advierte que, de no revertirse este panorama, en el año 2025, las muertes y las enfermedades ocasionadas por la escasez y la contaminación del agua podrían adquirir dimensiones trágicas.

Por esta y muchas otras razones toda iniciativa destinada a la obtencion de agua de manera barata y ecologica siempre son bienvenidas.

Una idea muy simple y sencilla es la que exponen los diseñadores Kim Hyo Jin y Seol Ah Sun con el Savior Bud, un concepto que permitiría recolectar el agua de las hojas de los árboles. El funcionamiento es tan simple como abrir el artilugio para “capturar” unas cuantas hojas, cerrar y esperar a que se vaya llenando el recipiente con el agua que se va filtrando de las hojas. Una vez lleno solo quedaría pulsar la espita de la parte inferior de Savior Bud y verter el agua en un recipiente para consumir.

Por supuesto que no es mucha el agua que se puede obtener mediante este metodo, pero no deja de ser una peqqueña buena idea para por lo menos evitar algunas de las tantas muertes que se dan por el consumo de agua contaminada en todo el mundo.


Via: Pepegrillo

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